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La memorable fotografía de Mario García Joya |
El tomo II se centra en la figura de Piñera. Un amplio espectro temático nos lleva de "Piñera dentro de su contexto histórico" (Alejandro Armengol "Elogio de los cobardes") a Lillian Manzor "De homosexual marginado a ñángara: Virgilio Piñera en las tablas norteamericanas (1969–1987)" que indaga en las puestas en escena del Teatro Dúo, Repertorio Español, Prometeo y Teatro Avante, realizadas en esas fechas en Nueva York y Miami, ya que a juicio de la autora, "durante el periodo de ostracismo y muerte civil de Piñera en Cuba, las tablas norteamericanas tuvieron la oportunidad de conocer su teatro, en inglés y en español, algunas veces en medio de controversias e intentos de censuras." Ofrece datos sobre una tesis sobre Virgilio escrita por Sor Lucy Cardet, tan temprano como 1971, inédita hasta la publicación de Una caja de zapatos vacía por Luis González Cruz y otros muchos detalles, sin dudas, aportes al conocimiento de Piñera a partir de fuentes documentales.
En el acápite de los estudios comparativos se incluyen trabajos de Ernesto Fundora, Lourdes Batanzos, Andrew Bennet y Francisco Soto (sobre los enlaces entre Persecución de Reinaldo Arenas y la vida y obra de Piñera). Estudios sobre su poesía y narrativa de César A. Salgado, Ileana Zéndegui, Rolando D. H. Morelli y acerca de distintos aspectos de su escena por Antonio José Aiello, Morbila Fernández, Diana Alvarez Amell, Pilar Cabrera Fonte, Severine Reyrolle, Jesús Barquet, David William Foster y Luis González Cruz. Su testimonio en "Virgilio Piñera en la encrucijada de la Revolución" es uno de los más valiosos, por su amistad con Virgilio y ser su editor en los Estados Unidos. Es uno d e los pocos que leyó En esa helada zona, que reconstruye aquí y cuyos bocadillos memorizó Julio Matas, que iba a interpretarla. El volumen culmina con el homenaje a tres directores, Dumé, Francisco Morín y Julio Matas y uno muy original –escrito por la actriz Yolanda Castillo sobre la experiencia de Morín en la Universidad de Oriente y Santiago de Cuba– al que alguna vez le dedicaré más espacio. Si Luis González Cruz adelanta que hay un antes y después de Piñera como hay un antes y un después de José Martí en la cultura cubana, Montes Huidobro, lo cierra con una evocación poética en "La vida es sueño: cartas son cartas" y la reproducción facsimilar de una tristísima carta de Virgilio, que no adelanto para que lean el volumen.
Esta limitada nota –imposible reseñar tantísimos trabajos y menos, discutir con algunos– intenta dar cuenta de un valiosísimo esfuerzo. No ha sido un homenaje más, sino un aporte porque hay Virgilio con o sin centenarios.
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