Chico y Rita es una historia de
amor sobre el encuentro-desencuentro de un pianista y una cantante desde los
años cuarenta hasta hoy en La Habana,
Nueva York y Las Vegas. El largometraje
dirigido por Fernando Trueba, Javier Mariscal y Tono Errando es un animado muy
especial –por el trazado fuerte del dibujo de Mariscal que remeda las tiras
cómicas de nuestra infancia– inacabado y como torpe, con sus figuras recortadas en negro, pero
sublime cuando recrea los escenarios de Tropicana, el tugurio donde vive Chico
o el despampanante telón de neón de Las Vegas a donde llega la triunfadora
Rita, interpretada por la voz Limara Meneses y el canto de Idania Valdés, y las calles,
balcones, letreros de La Habana colorida y sensual,
arquetípica pero reconocible, inventada
y turística pero única. Lo más logrado de la cinta, el dibujo gestual que anima a los
personajes dentro del realismo de las situaciones, historieta y filme en 3D.
El
otro gran protagonista es Chico ¿Bebo
Valdés? Desde que abre con la entrada de La Habana por la bahía con "La bella
cubana", de José White, al "Ebony Concerto" dea Stravinsky y los temas de Bebo
interpretados o arreglados por él como “Bésame mucho”, “Con poco coco” o “Lily”, no será suficiente lo que se diga sobre la banda sonora y
su poder emocional. Colabora Estrella Morente, interpretándose a sí misma en el
tema principal, un homenaje atrevido pero logrado, junto a una impresionante lista de músicos cubanos
y norteamericanos, pues Chico, amante
del jazz desde los clubes dorados del
bebop, ve desde allí el ascenso de Rita hacia la fama mientras vive su propio declive con la traición de un amigo. Aunque el argumento no es la historia
de Bebo, el espectador reconoce atisbos de ella y de muchos otros músicos o se la inventa
y Chico es el artífice de la música y la memoria de un país.
La animación -artesanal y al mismo tiempo tecnológica– contó, detrás
de la pantalla, con la colaboración de muy buenos actores que filmaron la acción en vivo. Si hay que hablar de
la seductora Rita por la independencia de su personaje y su maravillosa voz, su
"actuación" total no está a la misma altura de un personaje secundario,
como el amigo de Chico, Ramón, interpretado por Mario Guerra, pero estos desbalances afectan bastante poco la totalidad.
Chico y Rita nacen al mundo del espectáculo en
la pobreza y la bohemia, consiguen un éxito
efímero y se olvidan. Pero las figuras acartonadas, las líneas danzantes de
sus rostros sepia, de la persecución de
automóviles al cuento de hadas, del solar al Palladium y de
vuelta al solar, se quedan como las letras de los boleros.
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