Con Miriam Acevedo |

Quizás una de sus primeras interpretaciones para la escena, fue con Francisco Morín en El señor milímetro, de Rafael Suárez Solís, en 1952. El novato tuvo un tropiezo pero su desenlace sella la amistad y la confianza entre ambos, según cuenta el director en Memorias de un teatrista cubano. Dirigido por Vicente Revuelta en Las medallas de la señora Ana, de James M. Barrie, Nena Acevedo, que interpretó la anciana, ha contado lo que sufrió para lograr sentarse en sus piernas, el galán de moda. Rine Leal reparó en su trabajo y destacó sus momentos de sinceridad humana y sencillez. Al año siguiente, lo vuelve a deslumbrar como el padre de Viaje de un largo día hacia la noche, de O’Neill, el recordado montaje de Revuelta, y su mayor elogio es que lo hizo olvidar la diferencia cronológica que lo separaba del personaje y no podía apartar la vista del anciano decrépito. Hace mucho que era exclusivo de CMQ y de la firma Regalías el Cuño.
En 1959, en Prometeo y no dirigido por Morín, sino por Reinaldo de Zúñiga, permanece por muchos meses en cartel, con Aniversario de bodas, de Chodoray y Field, versión cubanizada por Enrique Núñez Rodríguez, ahora pareja de Fela Jar. Ese año conoce a Verónica Lynn, quien será su esposa. Tengo entendido que trabajan Miguel Llao y Parmenia Silva y me parece que Verónica también está en la fotografía aunque no logro identificarlos. Después también con Morín, será el hijo del senador en La ramera respetuosa, de Sartre, de quien se enamora Lizzie (Miriam Acevedo). Más conocida, la etapa posterior, su trabajo en la televisión, presidente del Sindicato de Artistas, el grupo Trotamundos y su incursión dramatúrgica. Un rostro tan familiar –envuelto en el humo de los anuncios– y tan olvidado.
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