Enrique Río Prado en su premiado libro Arquímedes Pous: una vida para el teatro cubano (Editorial Tablas Alarcos, 2016), rectifica el año en el que la cupletista, que se buscaba la pulga debajo de su mantón, conquista La Habana y sale de gira con el joven que no teme al escándalo. No sería justo abundar aquí en cada una de las facetas del libro, que repasa la vida y obra de Pous, casi desconocida, no sólo como actor y creador de famosos duetos, sino como autor de la célebre obra seriada con el personaje de
Otro acápite revelador es el de sus aportes como negrito, aunque representó una gran gama de personajes del galán al gallego y el borracho. Para Río Prado la clave fue su versatilidad, “los despojó de estereotipos falsos y exageraciones caricaturescas al otorgarles una naturalidad hasta entonces poco vista en la escena vernácula”. En 278 páginas, y con numerosas ilustraciones, Río Prado –con el rigor acostumbrado– reúne datos apreciables, revisa el paso de Pous en la revista El Teatro Alegre, los periódicos, la crítica y la discografía de Díaz Ayala, nunca antes recopilados. Destaca junto a su gracia y ductilidad como actor, su arista de autor de más de 300 piezas anotadas en el catálogo. Su muerte antes de los 35 años tronchó un talento extraordinario.
El libro cierra con una cita de Sánchez Galarraga que en 1929 rectificó su insultante valoración del Alhambra y otros teatros de variedades en su charla “El arte teatral” de 1916. “Arquímedes tenía un entendimiento genial y un respeto profundo al decoro de las tablas”.
Arquímedes y Conchita en un diálogo cómico
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